El billón que nadie ama

El gigante impopular

Es tarde en Washington. El aire vibra con tensión, no por el debate, sino por el temor. Un proyecto de ley avanza: grande, desordenado y profundamente impopular. Pero aquí está la clave: no necesita ser querido.

Llevo tiempo estudiando cómo las leyes se convierten en realidad desde mis días analizando sesgos cognitivos en decisiones impulsadas por IA en MIT. Esta vez es distinto — no por su contenido, sino por su impulso.

El ‘Gran y Hermoso Proyecto’ no trata solo de impuestos ni recortes sanitarios; es sobre dinámicas de poder disfrazadas de política.

Cuando el poder anula la política

No necesitas amar una ley para aprobarla — solo temer perder el control.

Los legisladores republicanos están divididos: algunos se oponen a recortar Medicaid, otros odian la imprudencia fiscal. Pero cuando Trump llama… escuchan… luego cambian de rumbo.

Esto no es liderazgo: es presión psicológica. Una llamada puede cambiar un voto en una noche activando lealtad tribal sobre principios.

Me recuerda lo que estudié: bajo presión, el sesgo de confirmación no depende de los hechos — depende de proteger tu identidad.

En este caso, mantenerse fiel a Trump ya no es estrategia política; es supervivencia emocional.

El truco presupuestario que lo hizo legal

Aquí viene lo realmente extraño:

El proyecto afirma costar cero porque los republicanos redefinieron los recortes fiscales temporales como permanentes en su modelo presupuestario.

Imagina alquilar un coche de lujo tres meses pensando devolverlo… pero decidir quedártelo porque ‘siempre quisiste uno’. De repente, ningún costo adicional.

Exactamente lo que hacen con los recortes fiscales de 2017: tratarlos como permanentes aunque fueron diseñados para expirar.

Este truco les permite afirmar cumplimiento con reglas presupuestarias mientras aumentan déficits por miles de millones.

Lo llamo ilusión fiscal — como añadir agua azucarada en lugar de nutrición real y llamarlo saludable.

La disonancia cognitiva sube cuando te engañas a ti mismo con cifras que ahora importan más que los votos.